Teñido de Rojo

No sabía salir de la Tierra. Lo había estado pensando durante un par de días, y no había llegado a ninguna conclusión.
Sola, y sin rumbo se encaminó por el bosque en el que estaba.
Tenía que encontrar algo, una sola cosa que la hiciera volver al Infierno.
Llegó a un pequeño río, y se detuvo frente a él.
El río estaba completamente teñido de rojo. Era sangre, eso estaba claro.
Sus remordimientos, su pasado, no hacían más que perseguirla. Se agachó en la orilla y se puso a llorar.
¿Qué hacía un Ángel de la muerte llorando?
Era una cosa irreal. Los Ángeles de la muerte no lloraban, solo mataban.
Se introdujo en el agua sangrienta y se cubrió con ella, pero no dejo de llorar.

- Deja de atormentarte, precioso Ángel. -dijo un hermoso chico que estaba en la orilla.-

Aeryn alzó la vista y lo miró. El chico sonriente le tendió una mano. La bella Aeryn la agarró y salió del agua.
No se conocían de nada pero se abrazaron como si hubieran estado juntos toda la vida.

- Mi nombre es Drake. No necesitas saber nada más por ahora, creo que es mejor así.
- Yo soy Aeryn...
- El Ángel de la muerte... -continuó el chico.-

Drake la conocía, pero ella no sabía de que. Era un chico extraño, misterioso, pero le agradaba.

- Ven conmigo, yo te cuidaré, mi pequeño Ángel. -dijo el chico.-

Aeryn se cogió a su mano con fuerza y se encaminó con él por el bosque.
Los dos juntos, sin nadie más.