viernes, 1 de octubre de 2010

Escucha el sonido


- ¿Escuchas el sonido del piano, Matt?
- Claro que lo escucho, Tom. Es precioso.

Mi amigo y yo nos habíamos colado en aquel viejo restaurante, ese que llevaba abandonado cerca de cinco años.
Buscábamos divertirnos y esquivar al aburrimiento, y acabamos tentados por la lúgubre fachada de aquel antiguo local.

El sonido de un piano se coló en nuestros oídos y nos quedamos maravillados. Allí había alguien, quizá alguna persona tan aburrida como nosotros había entrado y había encontrado un espléndido piano. Y sabía tocar, demasiado bien.
Tom y yo seguímos el sonido de la música y llegamos a una gran sala.
Una hermosa mujer tocaba un piano de cola, negro, en el centro de la sala. Ni siquiera nos acercamos para no interrumpir, y en cuanto terminó la dulce pieza, la mujer y el piano desaparecieron dejándonos solos a mi amigo y a mí.

- ¿Qué ha pasado, amigo? -me dijo Tom.-
- No lo sé. -contesté aturdido.-

Nos marchamos de allí a toda prisa y desde aquel día escucho todas las noches esa melodía del piano.