La dulce Momo era muy bajita y menudita. Tenía el pelo negro y los ojos castaños. Adoraba el café recién hecho, los animales y viajar. Aun no había salido de Tokyo pero tenía el primer viaje en mente.
La camarera se acercó a ella muy sonriente.
- ¿Aun no terminas el café, Momo? -la chica negó-. ¿Dónde vas hoy con tanta prisa?
- Uff...tengo que comprar un montón de cosas para mi viaje -dio el último trago al café.
- ¿Viaje? ¿Adónde te marchas?
- Pues aun no lo he decidido, pero cuando lo haga te lo contaré.
- Eso espero, amiga.
Momo sonrió y asintió. Pagó su café y se despidió de la camarera.
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