Siento el sabor de la sangre en mi boca, tan inconfundible...el sabor de tu sangre.
Me miras, me examinas sin escrúpulos y vuelvo a morder tus labios.
Silencio, mucho silencio. Y te miro, estás más relajado.
Y lo sé, acabas de caer rendido a mis encantos.
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